Sufrir es malo

Comentaba el director mientras nos enseñaba la fábrica que la frase que más había repetido desde su llegada hacía un año, había sido la primera expresión para convencer a su equipo de que se podía cambiar, de que las cosas podían ser de otra manera y sobre todo de que se podía trabajar de otra forma. La frase que repetía continuamente era: ‘sufrir es malo’. Esta frase encierra varios conceptos y puede sonar hasta estratégica.

Dickens y muchos otros afirmaron que “el hombre es un animal de costumbres”. Probablemente sea una actitud que permite la adaptación a diferentes situaciones y dirigirnos tanto a la perfección de ciertos hábitos como hacia la repetición de los mismos errores de manera indefinida.

En las fábricas continuamente vemos acciones, decisiones y consecuencias que pueden parecer inverosímiles pero que a fuerza de repetirlas y ser una costumbre en el día a día ni se cuestionan y por lo tanto no se modifican ni mejoran. Todo esto lleva a generar en la mayoría de los casos una sensación de imprevisto constante, sorpresa continua y de urgencia que lo envuelve todo. Si nos pusiéramos a pensar en cómo diagnosticar este estado o cuales serían los síntomas de una situación semejante, se nos ocurren unos cuantos:

  • ¿Cuántas veces las reuniones de una empresa empiezan o acaban tarde? O en el peor de los casos ¿cuántas reuniones se aplazan?
  • ¿Cuántas veces se cumple la agenda planificada del día siguiente o de la semana siguiente?
  • ¿Cuántos días al mes pasan cosas imprevistas en la fábrica? Una avería, un aprovisionamiento que no llega, una demanda de producto, ¿Cuántas minicrisis tienes a la semana?
  • ¿Cuántas personas están súper ocupadas?
  • ¿Cuánto tiempo se dedica a pensar o planificar a la semana por persona?

Si tuviéramos que elegir un solo síntoma que represente a todos los anteriores probablemente nos vendría a la mente que todos ellos generan una sensación de estrés, de ir por detrás de los acontecimientos y de no tener un control de la situación que además desemboca en una sensación de sufrimiento

Quizás la frase de nuestro director sería más precisa si dijera “Sufrir es síntoma de que algo está mal o es mejorable” cuando uno se encuentra en una situación como la que describimos, suele pensar que las cosas tienen que ser así, que la empresa es así y que es imposible cambiarlo. Suele ocurrirnos que pequeñas propuestas de cambios de comportamiento se suelen apreciar como auténticas revoluciones o incluso locuras inviables en la empresa. Cuando uno ha vivido siempre en una situación ve “normal” todo lo que ocurre y sobre todo no ve ninguna posibilidad de que pueda hacerse de otra forma.

Tenemos para ti una buena y una mala noticia… la buena es que sí es posible cambiar y la mala es que no se hace de forma rápida, que es un proceso que se tiene que hacer a fuego lento y poco a poco, y, aunque pueda generar más sufrimiento puntualmente,  es imprescindible confiar en el proceso; pues con tiempo y convencimiento suficientes se producen los cambios necesarios que permiten evolucionar a las fábricas mientras se acostumbran a nuevas situaciones y olvidan los tiempos pasados.

De nuevo, la costumbre que nos permite repetir las cosas hasta hacerlas perfectas tiene un efecto amnésico de los logros que se consiguen camino hacia la excelencia.

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